Hay días de Septiembre que hay que dejar pasar,
días en que eres un cobarde que estrelló su futuro, arrugado, al fondo de la papelera.
Hay días de Septiembre en que el aire se arma en pesadas esferas de mercurio
y el suelo se descompone como una volátil alfombra virtual.
Hay días de Septiembre en que la realidad es un nítido horizonte que se aleja,
con una frecuencia hipnótica, constante, obsesiva;
un silencioso tsunami que sin prisa y sin drama, aniquila impasible la orilla.
Hay días en Septiembre como cicatrices atróficas, tumefactas, que se fijan con imán a la retina;
días en que la última solución te aprieta el cuello.
D O N D E
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