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Mostrando entradas de octubre, 2013

El Maquis

Los pies aguardan enterrados en esta humedad inclemente. La gorra vieja, ya de un color imperceptible y que apenas cubre mi cabeza, salpica de arroyos mi rostro. Aún conservo la única blusa de los domingos que a jirones ha ido destapando brazos y espalda. Mi pecho, despellejado por las enconadas astas, arde a la costumbre de la intemperie. Hoy siento el estómago amargo y atrofiado, vacío de bayas y raíces, mientras espero escondida en un inútil silencio bajo esta obstinada lluvia fronteriza. Soy guardián del fuego en un mundo extinto. Ya fue... fue el final de la guerra, el final..., hace tiempo..., hace mucho... Fue el hastío en sus ojos,  la mirada, el  fugaz y nervioso desvío, la derrota en la frente... mi compañero... Fue entonces cuando se perdió, es ahora cuando lo  recuerdo. Tarde, sí, tarde. Hoy por fin comprendo..., lo entiendo todo..., fue hace tiempo... Necesito excusarme en el arrebato de la confusión; puse manos a mis ojos, arropé mis oídos rotos por el estallido del