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Sueño un spray

Yo y tú (yo primero, ¿has visto?). Tú, como última opción: un desecho cósmico (¿ves?¡Cósmico!).

Yo, soñé que te pulverizaba. Una fantástica máquina invisible te dejaba reducido a polvo.
"Polvo eres..." en el último momento me arrepentí y no hice un mal chiste...

Tú como un spray perfecto de ti... Perfecto: sin olor, sin color, puro carbono, sin huella, polvo en suspensión, absolutamente suspendido. Tu mejor versión.

Y yo moviendo mis ojos cerrados muy deprisa, en esa fase del sueño de todo lo posible, te pulverizaba en un acto poético e incruento (mis pestañas eran preciosas, postizas y negras como el ala de un cuervo (raven, no crow).

Cierzo y Tramontana acudieron soplando; te llevaron lejos, tan lejos...

Llegaste muy rápido, tan rápido a orbitar...

En la misma órbita (lo siento) de la basura cósmica.

...Y mis sueños, sueños son. Son míos (pero te los dejo).

Fin.

Comentarios

  1. Espero que sigas escribiendo aunque no sea en éste blog, disfrutar leyéndote y tal vez charlar contigo. Aunque sea sin tu antagonista en este blog, que no me deja conocerte :D

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Tinta

Hay a quien aterra la hoja en blanco... Negra como el ala de un cuervo... Negra es la incertidumbre, espesa y negra la tinta de esa ingente maraña que se arremolina y vuela errante entre las curvas alteradas de mi cerebro confundiendo mi cordura. Letras de noche, bestial y demente la pesadilla que fluye incontenible con aquello que no se puede sujetar. Mudas y sucias historias informes desbordan a borbotones el hueco infinito; pluma oscura que no consigue cerrar los pesados parpados del día. La amable locura se agolpa ingenua. Sin duda, lo conocido, el espectro del insondable océano de monstruos, es lo que debo aprender a ahuyentar. Sí, quizá entonces yo también tema la hoja en blanco, será ese el día en que vuelen ligeras mis pesadas extremidades cargadas de espesa tinta. Habrá llegado el ligero día con rumor de sábanas blancas que, lentas, se deslicen y arropen las limpias líneas cursivas que pueda temer no hallar.

Todo parecido con la ficción es pura coincidencia

Si escucharas a la bestia... No entiendo de qué me estás hablando, no sé si aún arrastras frases con sentido o sólo reverberan tus palabras rebotando asustadas en las elásticas paredes de mi cuarto. Algo sobre el miedo y la imposibilidad de mantener en calma mi mente, de poderla guardar en un lugar seguro y conocido. Algo de eso entiendo, sí, de verdad lo entiendo, aunque en este momento sólo puedo fijar mi atención en el lugar donde siento, el lugar llamado Tus dedos. De verdad, intento seguir el hilo de tu pensamiento, permanecer aquí y no distraerme. Puede que me hables a mí o quizá sean excusas y, no sé si me importa pero, también siento que me voy una y otra vez distraída tras tu huella, esa pluma grabada de líneas curvas que se cruzan me encontró hace tiempo. Tu índice relajado alrededor de mi ombligo peina a contrapelo, rozando apenas (sé que con fingido descuido) mi piel. Tienes que saber que ha sido él quien ha hecho que se dispare mi pulso y ahora me arrastra a un l